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Foto del escritorMartin B. Campos

¿Qué es contextualizar?

«En efecto, no queda un solo borrador que atestigüe ese trabajo de años.»


Jorge Luis Borges


Todo empezó cuando, en un texto de mediados del siglo XX, empecé a leer “Mas, en los días de calor…” y mi mente reprodujo el sonido pero en lugar de mas. ¿Qué significaba? El intercambio fue involuntario e inmediato. No ocurrió en dos pasos: primero pensar “mas”, después traducir a “pero”, sino que a la palabra “mas” correspondió el sonido “pero”. Pensé en lo que sucede cuando conocemos un nuevo idioma, que tendemos a traducir mentalmente en lugar de pensar las palabras en el idioma nuevo e imaginar lo que representan sin pasos intermedios.


Después me pregunté, ¿cuándo fue la primera vez que me pasó esto? Pero concluí que al ser involuntario, también fue inconsciente, y lo inconsciente nunca se prende al tiempo. ¿Cómo recordar aquello que está libre de intención? Noté que también me pasaba con la palabra “empero”, leía automáticamente “sin embargo”. ¿Será que me estaba volviendo viejo y ya no toleraba anacronismos? Me acordé de haber leído, en un autor actual, la palabra “intitulado”, y el rechazo que sentí. Me creí incapaz de imaginar a algún amigo decir, “les voy a leer este texto, intitulado…” sin que lo diga con afectación o tono satírico.


Pero también existía otra posibilidad: la de estar tan inmerso en textos de otras épocas, que las expresiones de esos textos se vuelvan naturales, y por tanto anacrónicas. Después de leer mucho tiempo a un autor, su lenguaje, su sintaxis, se nos filtra como agua. Y lo mismo pasa con el lenguaje actual. Pensaba en la risa que escribimos en las redes sociales: “Jajsjs” o algo parecido. Si bien la s se empezó a infiltrar por causa de la cercanía con la a en el teclado, también la vi escrita en papeles de la misma forma, y tal vez ese “jsjsj” se parece más que el viejo y prolijo “Jajaja” a ese sonido escatológico que hacemos cuando nos reímos. La realidad es que el idioma es un organismo vivo.


Cornell Capa, London, 1952
Cornell Capa, London, 1952

¿Por qué no tiene sentido dar lecturas como Hamlet o Romeo y Julieta en las escuelas? Creo que tiene que ver con la capacidad de valorar. Todas las personas manejan ciertos valores, estéticos, éticos, morales, que tienen más que ver con la época que con algo inmanente. ¿Cómo pretender que alguien aprecie Hamlet si no comprende los valores internos en que está enmarcado, el contexto? Por eso suena más lógico proponer lecturas que toquen de cerca problemas con los que el lector nuevo se pueda identificar, y con palabras que pueda reconocer como suyas.


Además, si no se cultiva cierta predisposición para leer un texto (previa a la lectura) es muy difícil que se lea sin un prejuicio de rechazo. A los textos se llega, de otra forma es imposible prestarles atención porque la mente está inmadura para ese texto. La impaciencia solo nos revela que algo no nos interesa lo suficiente, y ya estamos con la cabeza en otra cosa.


Pound escribió que “La gran literatura es sencillamente el idioma cargado de sentido hasta

el grado máximo.” Pero, ¿qué significa esto? ¿Qué significa cargar algo de sentido? Tal vez quiere decir que las expresiones no son simplemente la sumatoria de los significados masticables del diccionario, sino todo lo que aluden, los valores que significan, los recuerdos que suscitan, la paridad con el sentimiento y el pensamiento. Si le digo a alguien “el amor es dopamina”, puede ser que en un contexto químico-biológico sea cierto pero, ¿a quien convenzo? ¿Para quién puede ser satisfactoria una hipótesis tan pobre de realidad? ¿Se pueden despertar los mismos sentimientos de formas distintas? En Pierre Menard, autor del Quijote, Borges postula un hombre que recorre el camino interior necesario para llegar al mismo estado mental de Cervantes, y reescribe fragmentos del Quijote sin transcribir y sin memorizar. Gramaticalmente son idénticos, pero desde un punto de vista hermenéutico, son dos cosas distintas, y el de Menard tiene más mérito.


Me pregunto lo siguiente, ¿se puede reescribir el Quijote con expresiones actuales que sean equivalentes a las del siglo XVII? Es decir, ¿se puede leer el Quijote como se leyó cuando recién había sido escrito? Dicho con otro ejemplo, ¿se puede llegar mediante trabajo interior, a un estado mental donde la quema de brujas sea tan razonable como en los tiempos de Salem?


Las obras artísticas ponen en tela de juicio el concepto de objetividad, porque no significan ni tienen por qué significar lo mismo para diferentes personas. Cuando uno conoce a su autor y el contexto en que fue creada una obra, es posible que se aproxime más a su significado, pero esta aproximación es siempre cualitativa, singular, e incapaz de ser cuantificada. En La insoportable levedad del ser, el autor escribe algunos capítulos estilo diccionario donde describe lo que significan diferentes palabras para dos personas en base a la historia de cada uno, y cómo esas representaciones generaban tensiones e incomprensiones, lejanías.


¿Cómo podían saber lo que significaban para el otro? Cuando uno está a la defensiva, se vuelve susceptible, y lo que suele ser consecuencia de la ignorancia se toma por ofensa.


Juzgar con la vara de nuestro tiempo lo que no nos pertenece solo acorta la vista.


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