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Belén Blanco cierra su gira por España

La Sociocultural entrevistó a la reconocida y prolífica actriz argentina. Blanco giró durante febrero y marzo por Madrid y Barcelona presentando Kinderbuch, la obra de Diego Manso, sobre algunos motivos de Hedda Gabler, de Ibsen.


Por Alan Levy (@a.e.levy)


Fotografía: Cortesía del Centro Cultural Kirchner (CCK)

Belén Blanco, referente del teatro y cine de Argentina (que, por estos días atraviesa una difícil situación a partir de los intentos de vaciamiento de su Instituto) da los últimos pasos de su gira por España. Su recorrido comenzó en febrero en el marco del IX Festival de Teatro Argentino, llevado a cabo en Lavapiés, en El Umbral de Primavera. Allí protagonizó el unipersonal Kinderbuch, de Diego Manso, sobre motivos de Hedda Gabler, de Ibsen. Luego, siguió con funciones en el Teatro L´Estranger de Barcelona y el dictado de un seminario acerca del cuerpo en el cine.  En estos días, retorna a Madrid con dos funciones extra en donde empezó la gira: serán el sábado 23 y el viernes 29 a las 22:00 horas. Belén analiza varios aspectos de la obra y aprovecha para reflexionar acerca de los desafíos de la producción teatral, la violencia institucional y la actualidad de los autores clásicos.


Blanco cuenta con un amplio recorrido en tierras españolas. Actuó en The Nun, película producida por Filmax y escrita por Jaime Balagueró. Desde ese momento, estableció un vínculo entre Europa y Argentina que le posibilitó la participación en series y películas como Graba, La Puta y la Ballena (de Luis Puenzo) y la serie La Riera, emitida por TV3. También se presentó en festivales internacionales, como el reconocido GREC de Barcelona. Café de por medio, recuerda sus inicios en la península ibérica: “la primera vez que vine a Madrid fue a hacer la peli de Puenzo La puta y la ballena. Luego fui bastante a Barcelona, hice una serie, una película, estuve en el Festival GREC e hice una temporada de teatro. Ahora bien, de alguna forma u otra, siempre terminaba en Madrid.  En otra oportunidad también hice aquí la obra de Griselda Gambaro, Querido Ibsen, soy Nora. Fue en la Sala Verde de los Teatros del Canal. En cuanto a Kinderbuch ya la había hecho en Barcelona en 2019”, repasa. 


Sin embargo, no todo fue color de rosa, de hecho, la llegada de la obra a Madrid fue accidentada y pasaron años hasta que se pudiera concretar. Así lo comenta nuestra entrevistada: “en una oportunidad íbamos a presentarnos en Barcelona y tuvimos un productor uruguayo que nos cagó en la mitad de la gira, quedamos en offside; me quería morir. Cuando quisimos retomar y hacerlo en Madrid, me contacté con Pablo Silva en su momento, pero no se pudo armar de un día para el otro. Luego pasó la pandemia y aquí estamos (risas)”, recuerda.


Kinderbuch: la violencia atravesada en el cuerpo


El unipersonal que presenta es fuerte y está dotado de un texto complejo y veloz que dispara balas al ritmo de una AK-47 verbal. Humor ácido, mordaz, y atrocidades varias atraviesan a una mujer embarazada y atormentada que, encerrada en su domicilio, se refugia de una insurrección social. Con un halo de misterio y erotismo sutil, va narrando en capas los acontecimientos que la llevaron hasta allí, mientras el espectador va indagando y delineando sus objetivos.


El contexto de la doctrina del shock que atraviesa la coyuntura política y social de Argentina pareciera ameritar la presentación de KInderbuch en Buenos Aires, y Belén coincide: “fue medio casualidad, hablábamos con el director de este asunto. Es una obra que se resignificó y tendría sentido reponerla ahora en Argentina. Muchas veces, el teatro tiene que ver con lo que uno tiene ganas de hacer, pero también con sentirse parte de algo.  Para hacer una obra, alguna cuestión le tengo que encontrar, de hecho, esta obra se concibe en el contexto de la desaparición y muerte Santiago Maldonado, a manos de Gendarmería. Hablamos de un momento de gran violencia institucional, muy caldeado”, explica. 


La obra nació a fines de 2017 en el Centro Cultural Kirchner (una especie de equivalente a Centro Centro, un edificio con bellísimo patrimonio arquitectónico en donde, al igual que el caso del Palacio Cibeles, también funcionaba la Sede de Correos). El formato elegido por aquel entonces fue el de work in progress. Blanco recuerda: “fue un teatro semimontado, ensayábamos con público. Se hizo con muy poquito: se puso toda la artillería en el texto. Se trabajó con el texto y con muy pocos objetos.  Con el tiempo hicimos varias modificaciones, va mutando”.



Fotografía: Cortesía del Centro Cultural Kirchner (CCK)

A: La protagonista tiene un diálogo interno, pero también dialoga con un afuera. Podríamos afirmar que el personaje plantea cosas y se justifica ¿Es un poco el juego de la justificación ideológica?


B: Más que justificarse, argumenta. Ella tiene sus motivos:  como actriz no puedo pensar que ella se justifica porque yo estaría juzgando. Trato de comprender desde dónde ella mira, desde dónde dice todo lo que dice. Es una clase militar venida a menos: ya no son lo que eran, perdieron todo, no les queda nada, no pueden usar las armas, según ella, su padre está en la cárcel injustamente condenado y no se sabe si está vivo o muerto. Va argumentando, solo que tiene un pensamiento que es monstruoso, de a ratos. La entiendo mucho, fue víctima de muchas cosas: de una educación tremenda, de un padre que le dijo con quién se tenía que casar y lo que tenía que hacer. Es alguien que dejó todo lo que quería por hacer y lo reemplazó por lo que había que hacer: todo eso te va a oxidando.


A: Pareciera una mamushka de violencia, una dentro de la otra…


B: (Risas) Sí, ¿Viste que va sacando como capas?  Primero es una cosa, luego es otra. Tiene su parte tierna también porque vos cuando la escuchas hablar de con su amante, es un poeta maldito del cual ella está enamorada, un artista ¿Qué le va a dar a ella? ¡Nada!  Ella quiere tener una clase, una posición social. Yo la entiendo y me divierte hacerla, dado lo sarcástico de su personalidad. Dice un montón de barbaridades sin filtro: está sola, puede decir lo que se le canta. A mí me da vergüenza ajena, es divertida.


A: ¿El personaje encuentra algún atisbo de libertad y placer en el juego erótico? 


B: Aparece algo lúdico, el juego con los soldaditos, sí. Es lúdico y de escape, de toda esa cabeza que no para, es un momento de placer en un contexto de mucho displacer, por eso termina haciendo lo que hace. No puede hacer nada de lo que le gusta, hay mucha represión: no puede estar con quien quiere, no puede hacer lo que quiere, está encerrada en ese lugar con gente que, para ella, es imbécil. Lo único que le queda es su imaginación. Esto último, en las anteriores versiones no estaba tan desarrollado. Por más que haya pasado mucho tiempo, es una obra que actué muy poco, fueron pocas funciones en total.  


Kinderbuch fue escrita y dirigida por Diego Manso, tiene fotografía de Kenny Lemes, vestuario de Pablo Ramírez, producción artística de Pablo Silva y producción ejecutiva de Juan Barreiro. Además, cuenta con el apoyo de PROTEATRO.


Reflexiones: la vigencia de los clásicos y algunas complejidades contemporáneas de la producción teatral


En la conversación, se menciona que la vigencia de los autores clásicos reside en la atemporalidad de los conflictos. Blanco explica cómo esto último puede enriquecerse con un tratamiento contemporáneo adecuado: “los textos clásicos trascienden el tiempo. Los autores como Diego pueden leer una obra y volverla totalmente contemporánea. De algún modo, en el nuevo texto, son dos autores que dialogan. Lo mismo Griselda Gambaro con “Querido Ibsen...”. En ese caso, tampoco se trataba de una versión ni nada por el estilo, sino de una obra que toma Casa de Muñecas como base. ¡Esas obras no envejecen! Nora es una mujer que deja a su marido y a sus hijos. Uno podría decir ‘¡Qué antiguo!’ Sin embargo, al hacerla en esta época, la gente queda perpleja. Son autores que captan algo muy profundo de las problemáticas”.


A: Para vos la obra de teatro te tiene que estar diciendo algo. ¿Cómo se ve eso en una perspectiva donde en las escenas teatrales también hay mucho teatro de divertimento, de teatro “en vez de cualquier otra cosa”?


B: En vez de ir al shopping (Risas). Teatro como entretenimiento… a ver, me parece bien que uno pueda consumir un montón de tipos de teatro. A la hora de actuar no es lo mismo, eso sí, porque el actor tiene una responsabilidad en lo que hace. No es lo mismo una obra planteada desde el egoísmo que desde la empatía y la solidaridad: sos una especie de transmisor, es importante lo que decís y además podés llegar a conseguir muchas cosas con la cultura. Si bien no cambiás a nadie, sí podés hacer pensar a otros. El teatro para niños y adolescentes es importante: podés hacer todo el teatro que quieras, pero siempre sabiendo las diferencias. Existe la posibilidad de utilizarlo como una herramienta educativa, me gusta pensarlo al teatro desde este lado. He hecho muy poco teatro comercial, no porque no quiera sino porque no sucedió mucho, además cada vez que lo hice no me pasó nada. 



Fotografía: Cortesía del Centro Cultural Kirchner (CCK)

A: Son muy distintas las condiciones de producción del teatro comercial ¿Cómo juega la lejanía, la distancia corporal? 


B: Es relativo.  Para Hamlet, compuse a Ofelia en una sala para más de mil personas y, sin embargo, no había una postura superficial o estereotipada, para nada. El teatro comercial más que nada se trabaja muy rápido, muy poco y con otros objetivos. Quizá está bien que sea así, son otros parámetros. Se puede hacer una obra en una sala gigante apelando a los mismos recursos que una sala para 40 personas: no es para cualquiera, pero se puede. He visto a Vittorio Gassman cuando era chica, el tipo hacía un monólogo y era tremendo. Son actores que uno admira mucho y se sorprende por lo que puede hacer una persona arriba de un escenario con la voz, el cuerpo y el texto. Para mí es muy importante el texto porque si es malo el material por más que te las ingenies, no funciona. El texto se configura en un grupo de otra manera, cuando digo texto digo intertextualidad, aquello que podemos construir con imágenes y sonidos. 


A: ¿Cómo pensar los diferentes formatos teatrales teniendo en cuenta la profesión y en que hay que pagar las cuentas? Me refiero a Microteatro u otras experiencias abordadas desde la óptica de la salida laboral, por citar algún ejemplo. 


B: Una cosa no quita a la otra, siempre lo discuto. El microteatro es un formato que tiene que ver con los tiempos que corren, no quiere decir que lo que vos hagas tenga que ser de mala calidad. Están buenos todos los formatos: microteatro, teatro callejero, espacios no convencionales. Kinderbuch en un momento estuvo a punto de estrenarse en livings de personas que lo cedan: eso no se descarta el día de mañana. Producir es difícil, por eso uno hace obras más reducidas. 


A: ¿Crees que los espacios y formatos no convencionales pueden atraer a un público no teatrero? De alguna manera, sacar al teatro de preconceptos acerca de lo acartonado. 


B: Para mí hay algo de lo acartonado, sí, de la idea de aquello que es “El Teatro”, por eso la idea de work in progress:  el teatro está vivo, va dialogando con lo que va pasando y esa lógica también es válida para espacios.


A: ¿Cómo sigue el año? Figurás en la programación del Complejo Teatral San Martín ¿Qué nos podés contar? 


B: Es un monólogo de Natalia Villamil que es una escritora contemporánea muy buena. De todas formas, falta cerrar algunos detalles aún, supuestamente voy a hacer eso. Sería en el mes de junio. Es un texto difícil acerca de un aborto. Pienso que podría haber un segundo tramo de gira en España, quizá en el último trimestre de este mismo año, por ahora, es solo una idea.

 

Las últimas dos funciones de Kinderbuch serán el sábado 23 y el viernes 29 de marzo a las 22 horas en el teatro El Umbral de Primavera (C. de la Primavera 11, Lavapiés). Las entradas pueden adquirirse a través de la plataforma Entradium.



Fotografía: Cortesía del Centro Cultural Kirchner (CCK)



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